Enviado por Juanmari a través de Google Reader:
Sentíamos verdadera curiosidad por conocer de primera mano los motivos por los que esta compacta de Fujifilm había logrado levantar tanto revuelo entre los aficionados a la fotografía. Hemos tenido la ocasión de probarla durante unos días y tras la grata experiencia ha llegado el momento de compartir con vosotros las sensaciones que nos ha dejado, a mi concretamente, la pequeña Fujifilm X10.
De un modo u otro esta Fujifilm X10 se ha visto condicionada, para lo bueno y para lo malo, por la presencia de la también codiciada Fujifilm FinePix X100. Muchos han querido ver en la pequeña X10 la hermana menor de la X100 o peor aún, una X100 más económica y ésto era poner el listón muy alto, demasiado tal vez. ¿Lo habrá superado?
Como de costumbre, antes de profundizar en los vicios y virtudes de la cámara vamos a deternos brevemente en la lista de especificaciones para reseñar los puntos más destacables y poneros en situación:
- Sensor EXR CMOS de 2/3 pulgadas y 12 megapixels de resolución
- Objetivo 7,1-28,4mm f2,0-2,8 (28-112mm en equivalencia 35mm)
- Zoom digital 2X (8X total, sumando el óptico)
- Estabilización óptica
- ISO 100-3200, forzable hasta 12.800
- Ráfagas de hasta 10fps
- Grabación vídeo FullHD
- Visor óptico
- RAW
Diseño y construcción
El diseño y la construcción son dos aspectos que Fujifilm ha cuidado hasta el extremo en esta X10. La calidad de la construcción es incuestionable. Con un peso en las manos óptimo, el tradicional plástico simulando piel y las partes construidas en aleación de magnesio la convierten en una cámara muy agradable y fácil de llevar en las manos, usar y guardar. Los pequeños detalles son los que acaban marcando las diferencias y por poner un ejemplo, la tapadera del objetivo más que taparlo lo cubre y, además, con un acabado aterciopelado en el interior que hace imposible que el cristal pueda dañarse con la tapadera.
Sobre el diseño no se puede decir mucho porque es algo muy subjetivo. A mi, particularmente, nunca me han atraído en exceso los diseños clásicos como éste, el de la X100 (de la que hereda el diseño) o los de las elitistas Leica. Siendo así, he de reconocer que la cámara no es fea y conforme pasaban los días llegó a parecerme muy bonita. El visor, atrás, rompe un poco las líneas de la cámara pero sin ser demasiado evidente. Se agradecen el grip delantero y el pequeño apoyo trasero, aunque pueden resultar algo escasos para manos contundentes.
Controles y accesos directos
El botón principal en todo aparato electrónico es el botón de encendido y apagado, botón que, como tal, no existe en la X10. En su lugar se ha optado por incluir el encendido y apagado en el anillo que controla la focal de objetivo. Es una solución muy intuitiva porque en el momento que queramos fotografiar algo, el mismo movimiento con el que fijamos la distancia focal que usaremos nos sirve para encender el equipo.
El conjunto de botones de esta cámara es, más que adecuado, sobresaliente porque no hemos de olvidar que estamos hablando de una compacta, cosa que se olvida con demasiada facilidad en lo que a la Fujifilm X10 respecta y luego profundizaremos en ello.
Por delante encontraremos un único botón, el selector de modos de enfoque (manual, simple, continuo). En el panel superior tenemos la clásica rueda de modos, una rueda para la compensación de exposición, un botón FN configurable y el disparador, preparado para poder acoplarle un disparador remoto mecánico. No es un botón pero es igualmente destacable la presencia de una zapata caliente.
El resto de la botonera de la Fujifilm X10 se concentra en la parte trasera, rodeando la pantalla de 2.8 pulgadas. Así, tenemos dos diales de control para ajustar velocidad y abertura dispuestos como acostumbra Canon en sus DSLR. Presionando el dial superior se puede modificar cuál de los dos parámetros modificará cada dial. Rodeando al dial inferior hay dispuestos cuatro botones preconfigurados más el central que sirve para acceder al menú y confirmar selecciones.
Acompañando a los típicos botones del modo visualización o el que controla la información que muestra la pantalla trasera encontramos una serie de botones más propios de cuerpos profesionales que de compactas. De esta manera, hay accesos directos al balance de blanco, a los modos de auto enfoque y medición, bloqueo de exposición y enfoque y uno que sirve para cambiar rápidamente entre grabar JPEG, RAW o RAW+JPEG. Además, pulsando éste último botón mientras disparamos, modificamos de manera puntual el tipo de archivo en que se graba esa imagen, muy útil.
Disparando con la Fujifilm X10
Si queremos encender la cámara podemos hacerlo de dos maneras distintas según lo que queramos hacer. Si por ejemplo solo queremos ver las fotos almacenadas podemos dejar pulsado el botón de visualización unos segundos y se encenderá la cámara, pero solo con las funciones propias de este modo en particular.
Si vamos a fotografiar, como dije anteriormente, nos llevamos el visor al ojo y, puesto que el primer tramo del recorrido del zoom es la puesta en marcha, ya estamos preparados para disparar porque el encendido es considerablemente rápido.
El menú de configuración es muy mejorable, todas las opciones de la cámara se han distribuido entre solo dos pestañas, con un resultado, a mi parecer, un tanto caótico. El manual de la cámara no ayuda demasiado a resolver ciertas dudas que atañen a extrañas dependencias que luego comentaré. Son dos aspectos, como digo, francamente mejorables y de vital importancia para sacar el máximo provecho de una cámara con tan altas pretensiones.
Además de los conocidos PSAM tenemos, en la rueda de modos, dos modos C1 y C2 plenamente configurables, uno para la grabación de vídeo, otro para escenas y tres más con distintos tipos de automatismos. Creo que nunca llegaré a entender la necesidad de incorporar un modo automático a la vez que otro modo automático en el que además la cámara toma determinadas decisiones para conseguir aun mejores resultados. ¿No sería más fácil crear solo un modo automático que procure obtener los mejores resultados sin más intervención por nuestra parte? Cosas del marketing.
Se agradece poder manejar el zoom a través del anillo del objetivo, es infinitamente mejor solución que ese botón basculante que suelen usar el resto de compactas pero tiene un inconveniente y es que para enfocar en manual no podemos usar el anillo. Para este menester hay que recurrir al dial inferior quedando el superior para manejar la abertura y la velocidad, alternándose cada vez que se presiona el dial.
Es justo reconocer que el enfoque manual funciona muy bien, aunque tengas que acostumbrarte a hacerlo girando el dial. En cuanto lo tocas, la pantalla muestra una ampliación del punto de enfoque seleccionado para facilitar la operación y una más que útil barra que indica la profundidad de campo con claridad. Se acabó hacer cálculos, llevar tablas o aplicaciones en el teléfono para calcularla.
La grabación de las imágenes en la tarjeta de memoria, cuando disparamos en RAW, lleva alrededor de un segundo, un poco más tal vez y mientras se graba podemos volver a enfocar y disparar, lo que no podremos hacer es acceder al menú. No se debe confundir con una opción que hace que se muestre la fotografía que acabas de tomar durante unos segundos.
El visor óptico es una de las bazas de la X10. Es mucho más grande, luminoso y nítido que el visor de cualquier otra compacta. Tiene una cobertura de aproximadamente el 85% del encuadre, corrector de dioptrías y acompaña el recorrido del zoom pero, ¿es útil o no?
Es útil pero con reservas por lo limitado que es. No ofrece ningún tipo de información y aunque para la confirmación del enfoque no es necesario porque se oye el sonido y se ve de reojo el led verde que hay a la derecha del mismo. El problema es que a través del visor no hay manera de saber a qué punto estás enfocando o si los valores de la exposición son los correctos. Si previamente configuras el punto de enfoque y las condiciones de luz no van a variar, en ese caso sí que puede ser útil como referencia rápida de encuadre. Para todo lo demás está la pantalla, cargada de información y de ayudas como el nivel electrónico.
Una de las mayores decepciones que me he encontrado en este modelo atañe a la letra pequeña y las dependencias extrañas y mal explicadas. Fujifilm presume de que la X10 es capaz de disparar ráfagas de 7fps a máxima resolución y es cierto, pero en JPEG. Si queremos disparar en RAW la ráfaga máxima es de 5fps y no podría ser a máxima resolución.
Con el ISO pasa algo parecido. El rango efectivo es 100-3200, forzable hasta 12800 pasando por 6400, 5000 y 4000 pero en ninguno de estos casos a máxima resolución. Si usamos ISO 12800 solo podremos obtener una imagen de tamaño S (2048 × 1536), para los otros ISOs forzados el tamaño podrá ser, además, el M (2816 × 2112).
Sobre las dependencias de las que os he hablado y que me han resultado especialmente molestas porque no encontré nada al respecto en el manual me pasó que, con la función de detección de rostros activada en el menú, la cámara inhabilitaba funciones imprescindibles como la elección del modo de medición o del tamaño y posición de punto de enfoque. Algo realmente extraño y confuso.
Muestras reales
Los resultados que ofrece la X10 en conjunto con la óptica Fujinon están a la altura de lo esperado y es normal, atendiendo a la calidad de construcción, esperar mucho. Eso sí, nunca hay que perder la perspectiva de la realidad y olvidar que lo que tenemos en las manos es una cámara compacta con un sensor de 2/3 pulgadas, más grande que la inmensa mayoría de compactas pero nada más.
El auto enfoque se muestra correcto en la mayoría de los casos, pudiendo, por ejemplo, fijar manualmente el foco sobre un objeto de la escena, reencuadrar y no perder la marca. El ISO lo podremos subir alegremente hasta valores que ronden los 500-800, consiguiendo resultados más que aceptables con valores superiores como ISO 1000 siempre que no precisemos tamaños muy grandes. Tampoco tengo quejas con respecto a los tonos o a la elección automática del balance de blancos y en todo caso el RAW nos abre las puertas de una edición minuciosa en la que el resultado final dependerá enteramente de nosotros.
Mención especial merece el tema de la esferas de luz, el problema de blooming de la X10 que no ha resuelto la última actualización de firmware. Había visto imágenes de otros usuarios en los que los orbes eran muy evidentes, grandes bolas de luz quemada. En ninguno de mis intentos he conseguido esferas tan exageradas y para poder dar con ellas he tenido que hacer tomas nocturnas de larga exposición. En la misma escena, si las resolvía subiendo el ISO, las esferas se atenuaban y ofrecían resultados más razonables.
Todo esto me hace pensar que más que un grave error subsanable de la X10 es una limitación técnica que algunos usuarios están pasando por alto. Como dije antes, ésta es una cámara compacta con un sensor limitado en su tamaño y no podemos pretender sacar más de él de lo que es capaz de ofrecer. Podéis probar a hacer la misma toma con otra compacta o la cámara de un smartphone y con la X10 y comparar resultados.
Para los vídeos no tenemos controles manuales y los resultados se asemejan a los que obtendríamos con muchas cámaras del mismo nivel. En tamaño FullHD la velocidad es de 30fps, pudiendo subir hasta los 200fps si bajamos la calidad a 320×112, algo que es más divertido que útil.
Conclusión
Con un precio que ronda los 500 euros, la Fujifilm debe ser un referente en el mercado de las compactas más avanzadas. La impresión es que con esta cámara se vende, además de calidad de construcción e imagen, sensaciones. Las sensaciones que ofrece esta X10, por su diseño y por algunas de sus bondades como el anillo para el zoom o el visor no las ofrecen casi ninguna otra compacta.
Hay cosas mejorables pero que hubiesen supuesto un incremento del tamaño o del precio, hablo por ejemplo de un visor híbrido como el de la X100. El mayor problema al que se enfrenta esta cámara son las tremendas espectativas que ha creado y el desconocimiento de algunos compradores porque, aunque estéticamente lo parezca, la X10 no es una X100 más pequeña y barata.
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