Enviado por Juanmari a través de Google Reader:
Cuando nos encontramos con una bella escena, de esas que no nos podemos resistir a capturar, y nos encontramos con unas condiciones de luz escasas tenemos varias opciones. Una de las que más habitualmente solemos descartar es disparar a baja velocidad para conseguir recoger la mayor cantidad de luz de la escena o motivo. ¿Por qué? Por el miedo a que salga la foto movida o trepitada. Algo lógico cuando se dispara a pulso por ejemplo a velocidades de 1/60 de segundo e inferiores.
Si no disponemos de un objetivo muy luminoso, ni de un trípode, si no queremos usar un valor ISO elevado y el estabilizador del cuerpo o del objetivo es insuficiente… la opción que nos queda es hacer el intento de disparar a baja velocidad e intentar movernos lo menos posible para conseguir nitidez. Pues bien, no debemos temer a esto. Nos armamos de valor, pensamos bien en la toma y con algunos sencillos consejos podemos lograr un resultado aceptable.
Sujeta la cámara con firmeza pero de forma relajada
Parece una contradicción, pero debes sujetar adecuadamente la cámara pero sin llegar a estar rígidos. Debemos agarrar bien, con la postura adecuada pero evitando tensión en los músculos. Como todo requiere práctica, pero se puede conseguir sin problema.
Controla la respiración al disparar
Lo habitual es que contengamos la respiración en el momento de pulsar el disparador, pero lo más idóneo es conseguir que nuestro cuerpo esté relajado y para ello lo mejor es hacerlo después de expulsar el aire de nuestros pulmones. En ese instante, al exhalar podemos conseguir quedarnos muy estáticos y apenas movernos en ese instante. Pega los codos al cuerpo y conviértete en una auténtica estatua durante un segundo.
Pulsa el disparador con suavidad o usa el temporizador
Es prioritario. Es el momento en el que podemos echar a perder la toma, de que nos salga movida a pesar de todo. Hay que practicar mucho y sobre todo cogerle el punto a nuestra cámara. Saber hasta dónde hay que presionar para conseguir liberar el obturador, pero no más allá. Con la yema del índice, con mucho tacto, con extremada suavidad y con el gesto mínimo.
Otra opción, aunque esto dependerá de la escena y el motivo, es disparar usando el temporizador. Si tenemos una captura de algo estático es buena opción. Lo programamos y tras empezar la cuenta atrás nos da tiempo a expulsar el aire y mantenernos firmes.
Busca un apoyo para la cámara
Si con las consideraciones anteriores tampoco conseguimos nuestro objetivo de disparar, por ejemplo a 1/20 de segundo, hay que buscar irremediablemente un apoyo. Cualquier punto donde apoyemos mínimamente la cámara puede valer, aunque aquí dependerá de si el encuadre que queremos lo podemos mantener. Y en última instancia busquemos un apoyo para el cuerpo, mejor si logramos una postura que no sea de pie, que es la más complicada para obtener buena estabilización.
Para terminar solo advertir que para lograr buenas tomas a veces no basta con tener en cuenta estos puntos. Hay que practicarlo y también disparar muchas tomas para conseguir buenos resultados. A veces ni siquiera con ello se logra, pero merece la pena intentarlo y no descartar el disparo a baja velocidad.
Fotos | saturn ♄, AlphaTangoBravo / Adam Baker, Dottie Mae y mi Flickr
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