Enviado por Juanmari a través de Google Reader:
Kodak anunció recientemente la puesta a la venta de un nuevo kiosco de revelado para tiendas, de esos que manipula uno mismo para obtener copias en papel de sus fotografías digitales. Su particularidad es la posibilidad de obtener copias directas desde un archivo de vídeo, es decir convertir un frame en un copia en papel de 10×15 cm.
Ese hecho pone de relieve un cambio importante que está sufriendo el medio fotográfico y que compromete su futura definición: la transformación de las formas del soporte, es decir los medios de fijación de la imagen y el concepto mismo de dispositivo de obtención de la imagen fotográfica, con la consecuente revisión de los entándares de calidad de la fotografía.
André Bazin, decía que la fotografía era uno de los medios que permitían al hombre escapar de la inexorabilidad del tiempo, embalsamándolo y sustrayéndolo de su propia corrupción. Eso era posible mediante la copia física, la transmisión de la imagen capturada en el negativo sobre el papel. Lo que al decir de Roland Barthes constituye el médium mediante el cual, como una alucinación, "falsa a nivel de percepción, verdadera a nivel del tiempo", permite devolvernos la esencia de lo ausente, como si de un ritual espiritista se tratara. No en vano así aparece la idea de la fotografía como medio vinculado a la muerte, donde los fotógrafos serían sus agentes.
Las tecnologías digitales caracterizadas por ser las portadoras de la ideología del progreso continuo, herencia directa de la tradición moderna y ahora claramente tamizada por la lógica del mercado, proponen un cambio adaptado a la lógica de lo inmaterial, donde se sustituye el soporte analógico tradicional -la película de nitrato de plata-, por infinitas secuencias de lenguaje binario.
La promesa cumplida de la fotografía, que certificaba que el objeto retratado estuvo en algún momento frente al objetivo de la cámara, quiebra en el momento mismo en que podemos construir las imágenes mediante la tecnología digital. La noción misma de 'instante decisivo' queda deshecha al crearse la posibilidad de aislar el frame de vídeo contenedor de ese "momento más pregnante", tal y como lo concibiera el poeta y filosofo alemán Lessing hablando de la pintura del Renacimiento como aquel que permitiera adivinar el instante que precede al representado y el que le sigue.
La aparición del vídeo, y aún más del vídeo digital, auguraba una pronta defunción del medio cinematográfico tal y como lo conocíamos, y pese a que ambos trabajan con tiempo, el cine contaba con el fotograma, como unidad material físicamente accesible, frente al frío proceso de barrido de la imagen electrónica del vídeo. Fenómeno que queda ahora claramente ejemplificado en estos tiempos de TDT y pantallas liquidas, cuando la realidad propuesta en un metraje de 24 fotogramas por segundo queda alterada al ser reproducida digitalmente, pareciendo una falsificación. Tal es el caso del debate abierto al eliminar algunos estudios decine el grano de las películas clásicas al ser remasterizadas en formato Blue-Ray, obviando por completo el potencial expresivo de ese elemento.
Porque en definitiva de lo que se trata, como decía Edgar A. Poe, es que "la verdad está en la consistencia", a lo que añadía Barthes que "el que no tolera la consistencia se cierra a toda ética de la verdad".
TEMAS SIMILARES:
- Poner una foto de un pobre en tu casa vale 6.000 euros
- Sin fotos no hay periodismo que valga
- Seis consejos para que tus fotos cuenten algo
- Lo que necesitas es un editor (gráfico)
- Edición 'hi-fi' para tus fotos 'lo-fi': del móvil al marco
Cosas que puedes hacer desde aquí:
- Subscribirte a El Fotográfico con Google Reader
- Empezar a utilizar Google Reader para mantenerte al día fácilmente de todos tus sitios favoritos
No hay comentarios:
Publicar un comentario